"Cuando a un espejo, o al agua, por ejemplo,
se acerca cualquier objeto,
lo reflejan como cuadrado o redondo,
torcido o recto, según sea el caso,
con perfecta tranquilidad.
De la misma forma, el corazón del sabio
refleja, con naturalidad, los principios del Tao.
De allí que el sabio no necesita oír sonidos ni ver formas
pues es consciente de ambos,
incluso en medio del silencio y del vacío.
La quiescencia de espíritu con la que nace un hombre,
es la naturaleza implantada en él por Cielo;
las influencias que lo afectan y excitan posteriormente,
son esfuerzos que lesionan su naturaleza".
- Huainanzi
se acerca cualquier objeto,
lo reflejan como cuadrado o redondo,
torcido o recto, según sea el caso,
con perfecta tranquilidad.
De la misma forma, el corazón del sabio
refleja, con naturalidad, los principios del Tao.
De allí que el sabio no necesita oír sonidos ni ver formas
pues es consciente de ambos,
incluso en medio del silencio y del vacío.
La quiescencia de espíritu con la que nace un hombre,
es la naturaleza implantada en él por Cielo;
las influencias que lo afectan y excitan posteriormente,
son esfuerzos que lesionan su naturaleza".
- Huainanzi